regreso en paz

No sé si voy a poder escribir más de diez palabras sin soltar lágrima, hoy desde que me levanté las emociones inundan mis ojos, ya me conoces, ni si debería hacerlo, seguramente no, porqué de eso se trata la terapia, superar la dependencia emocional y de autoestima, y si hasta hoy desde que empecé no lo había hecho, hoy aun menos. Pero dicen que la recaída está contemplada, si uno se vuelve a levantar. De momento cogí libreta y lápiz y aquí estoy, vaciándome.

Regreso a casa después de una semana en Guipúzcoa, un viaje que he hecho sola tras la necesidad de recoger algunos hilos que tenía sueltos por estos lugares. Te diré que he recogido algunos, cosido heridas, pero tengo la sensación de haber tendido muchos más, que me ayudarán a seguir el camino que poco a poco voy trazando a medida que avanzo, con alguna que otra ayuda.

Y de este camino surge el viaje, feliz cuando llegué y feliz al irme pensando en volver, aunque con el corazón en un puño.

De lo más bonito, la sensación de no haberme sentido sola a pesar de haber venido sola, ese fue mi pensamiento ayer en Donosti en el peine de los vientos, donde me percaté realmente de como me encontraba,  de que todo salía desde mi interior, de esta fuerza que me está ayudando a salir a la superficie, de ese hoyo que nadie puede ver, que voy cavando bajo mis pies, y sobrecompensando, no demostrar lo que se cuece dentro.

Me he cruzado con personas anónimas, algunas ahora ya no, que me han ayudado a disipar dudar, tomar direcciones y que me han llenado un poquito más el corazón. 

Y ahora deseo haber podido cerrar esa pequeña grieta que aun sentí el día que estuve en Vitoria, con el paso de los días lo sabré,  y si queda ahí para siempre que sea para ayudarme a hacer las cosas un poco mejor, porqué al final creo que ni tu ni yo lo supimos hacer de otra manera.

07-agosto-2017

Deja un comentario